107. LA CASA IMAGINARIA
RETROSPECTIVA:
Me encontraba con papá acostada en el sofá, como cada vez que venían a la casa, mientras jugábamos a todo lo que me gustaba. Pero ese día estábamos imaginando cosas.
—Ema, amor, si pudieras decidir cómo sería tu casa, ¿qué harías? —preguntó papá, con una libreta en la mano.
—Papá, si yo pudiera decidir cómo sería mi casa, me gustaría que, al entrar, fuera toda de cristal —contesté, poniéndome de pie, emocionada.
—¿De cristal, hija? ¿Por qué? —preguntó papá, desconcertado.
—Porque no me gusta sentirme atrapada, papá —contesté enseguida—. Me gusta que, cuando mi mirada gire alrededor, todo sea verde y florido.
Papá me observó en silencio, con ternura y curiosidad, esa que siempre mostraba cuando yo hablaba de cosas que sentía con intensidad.
—Eres más sabia de lo que aparentas, pequeña —dijo, mientras hacía una pausa y le daba un largo sorbo a su café antes de añadir—. No hay muchas personas que se preocupen por el espacio que las rodea. Tú siempre ves más all