Emilio tenía la mirada gris encendida, acostumbrado a que sus órdenes eran leyes y sus deseos cumplidos casi al instante, le era difícil lidiar con esa mujer rebelde y obstinada
Alejandrina hasta entonces cayó en cuenta del camino que dejó su sangre cuándo corrió al baño, no se había percatado en el momento por el incómodo malestar, parecía una escena de algún crímen
La bella mujer volteó a ver al molesto hombre, lo siento dijo en un tierno puchero y unos ojitos de borrego a medio morir
A Emilio le pareció tan hermosa, quería perdonarla de solo verla, era tan linda! pero su fría personalidad no se lo permitió, de ese Emilio amable y alegre no quedaba nada desde la traición de la mujer que amaba con su hermano
Emilio ya había ordenado que vinieran a limpiar el desastre que Alejandrina dejó con su sangre pero la rabia no se le quitaba
Te das cuenta de lo qué acabas de hacer? estás mortalmente anémica y todavía te das el lujo de perder sangre! eres una mujer muy inconciente sabías? Emili