167. SALVADOS ll
El doctor Rossi cuelga el teléfono y se queda pensativo. ¿Qué quiso decir la Matriarca con eso de que Eve tenía que regresar y hacerse cargo de todo? ¿A qué "todo" se refería? ¿Adónde quería que regresara? ¿Por qué lo acusaba a él de ser el causante de todo? ¿Habrá ofendido a alguien en América sin saberlo? ¿Quién es Salvador? ¿Por qué ella lo acusaba con tanto odio? Su teléfono lo saca de nuevo de sus pensamientos al sonar. Al ver que es Evelin, contesta rápidamente.

—¿¡Papá, mi hermano está bien, papá?! ¡Dime que está bien! ¡Yo lo vi todo, no me engañes! Vi cuando esa mujer le clavó el cuchillo en el pecho, papá! ¡¡¡Dime que mi hermano está bien, papá, dímelo!!! —grita Evelin, llorando desesperadamente.

—Eve, amor, cálmate, cariño. Sí, él está bien; ya fue operado, cariño. El cuchillo no le tocó ningún órgano vital.

—¿Estás seguro, papá? No me lo dices solo para calmarme, ¿verdad? ¿Está bien? ¿No le va a pasar nada?

—Estoy seguro, hija. No te mentiría en algo así. Pásame a Gabrie
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