24. Mi vida es tuya desde ahora
Cayendo por un precipicio es como experimenta Rafael las palabras de Azucena. Las manos de su esposa tiemblan. Una expresión que jamás había visto en ella. completamente aterrada.
Con los ojos abiertos, Rafael sigue observándola. Lo que había creído que era real es una simple estaca al corazón similar con el que vivía hacía pocas horas.
—Azucena —Rafael logra hablar sorprendido—. ¿Tú no…?
—¿Quién eres tú? ¿Qué hago aquí? ¿Dónde está Marlene…? —Azucena repite en un temblor irracional. Lo preocupante es su ansiedad incontrolable, su mirada confundida, asustada. Está sentada, apoyándose de la cama mientras Rafael se aleja por el empuje de una enfermera que corre hacia Azucena.
—Azucena —repite Rafael incomprendido. De un momento ahora es él quien está asustado. Vuelve a acercarse a ella—. Soy Rafael. Soy yo. ¿No me recuerdas? —decirlo es una tortura para él. Esto debe ser una broma. O quizás está soñando. De los peores escenarios éste es uno que jamás se imaginó. Necesita tocar la mano d