Capítulo XXX: Probando las Mieles de la Infidelidad...

-Doña Cecilia…

-Está precioso

-Espero que Alfonso me deje usarlo – sonriendo mientras termina el bordado a su velo de novia

Diego ingresa y da una sonrisa al ver a Cecilia tan llena de vida, y siendo inmensamente feliz, cosa contraria a cuando llegó al palacio…

-Doña Cecilia…

-Don Diego – dando una sonrisa – ¿Qué lo trae a mis aposentos?

-Vine a disculparme…

- ¿Eh?

-Debí cerciorarme de que lo que usted me decía en las cartas era verdad – Cecilia se sonroja de golpe

-No, yo escribí eso porque no quería causar molestias

-Pero era mi deber velar por su integridad, he fallado…

-No, no diga eso…usted es una buena persona, es bueno como Alfonso…

-Gracias por sus palabras – mirando hacia el vientre de Cecilia, el cual empieza a notarse – si me permite Doña Cecilia…

-Adelante…

-Debería empezar a dejar de usar el corsé…el bebé necesita espacio para crecer saludablemente

- ¿Está seguro?

-Muy seguro…así podrá sentirse más cómoda y el bebé no se sentirá oprimido

-Gracias por su consejo Don Diego

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