Capítulo XXXI: El Peor de los Pecados...

Mientras en la mansión de los Escalante, Ana está sufriendo de castigos por parte de Jimena quien la está golpeando con su fusta, por haberle servido vino rancio a su esposo…

-¡Inútil!

- ¡Suegra por favor basta me duele!

- ¡Eres una incompetente…no sirves para nada! ¡¿Cómo pudo mi bebé casarse contigo?!

E Isaac está en su habitación escuchando con una sonrisa como Ana es terriblemente castigada, y en el palacio Cecilia está descansando en su habitación, mientras mira los sin fines de regalos que Alfonso le ha dado, en especial le ha devuelto la joyas que Mariana le diera…

-¿Eh? Pero…

-Quien compró las joyas era un guardia real, que las identificó por el escudo real de Mariana y me las entregó…

Cecilia da una sonrisa, mientras mira las cajas donde están sus joyas.

-Gracias Alfonso, las joyas de Doña Mariana las valoraba mucho – recibiendo un beso en la frente que la hace sonrojar – ¿Eh?

-Dime ¿Cómo está el bebé?

-Tranquilo, y creciendo felizmente en mi vientre

-Dime algo de ser niña ¿
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