Capítulo 42 – El precio del orgullo
Gabriel estaba sentado en su oficina cuando su teléfono sonó. No necesitó ver el identificador de llamadas para saber quién era. Exhaló con fastidio antes de contestar.
-¿Qué quieres, Ricci?
La risa del mafioso resonó al otro lado de la línea.
-Me gusta lo directo que eres, Montenegro. Ahorraré tiempo. Quiero proponerte otro trato.
Gabriel entrecerró los ojos, su mandíbula se tensó.
-No estoy interesado.
-Tal vez deberías escuchar antes de rechazarme.
-No hay nada que decir. No hago negocios con hombres que intentaron matarme.
Ricci soltó un suspiro fingidamente decepcionado.
-Es una lástima que pienses así... porque ahora tengo algo que te interesa más que cualquier trato.
Gabriel sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
-¿De qué hablas?
El silencio al otro lado se hizo eterno. Luego, la voz de Ricci se tornó cruel.
-De tu mujer, por supuesto.
El corazón de Gabriel se detuvo. Se puso de pie de golpe, su silla rechinó contra el suelo.
-Si le has