Vincenzo
Estaba saliendo de casa cuando llegó Marcus.
- Vincenzo, mi compañero, hace tiempo que no hablamos... - dijo.
- Créeme, Marco, es un alivio para mí... - le dije.
- Siempre tienes un gran sentido del humor, ¿verdad? Vamos al pub, quiero saber cómo va mi casa, o mejor dicho, nuestra casa de lujo.
- Tu casa, esta casa no es mía y nunca volverá a serlo... -dije.
- ¡Vale! Como quieras. Vámonos... - dijo, y yo también me vi obligada a volver. Fuimos al bar y nos sentamos.
- ¿Has visto que Rebeca ha vuelto? - dijo.
- Sí, ya lo he visto, ¿por qué la has vuelto a llevar? - le pregunté.
- Porque es demasiado buena, y además me prometió que no causaría problemas contigo y con tu mujer. ¡Y por supuesto! Porque ella me satisface muy bien..." dijo.
- Huum... ¿esta vez no caerás en su idea de tomar una copa y luego darte la vuelta? - dije, riendo irónicamente.
- Hoy estás alegre, ¿verdad? Es bueno saberlo. Así no me causarás problemas cuando te enteres de que a partir de mañana venderé drog