PEQUEÑA REBELDE. CAPÍTULO 24. Un extraño presentimiento
PEQUEÑA REBELDE. CAPÍTULO 24. Un extraño presentimiento
Un solo dedo, uno contra sus labios para que no fuera a decir ni una palabra de más, y si Ranger no hubiera estado atento a cada ruido a su alrededor habría visto cómo las pupilas de Gabriella se dilataban. Había algo en él que hacía que las piernas le temblaran, que ese corazón que siempre había ido al mismo paso controlado se acelerara de una forma insoportable.
—¡Shshshsh! —susurró él tan cerca que solo la muchacha podía escucharlo—. Recuerda que sea lo que sea que tengas en la cabeza, no puedes decirlo aquí.
Y quizás eso era lo más incómodo de todo, tener que meterse al baño cada vez que necesitaba decir algo, así que Gabriella se tragó aquellas sospechas, porque posiblemente esa información fuera peligrosa por el simple hecho de salir de su cabeza.
Así que al tercer día, después de una dramática ley de silencio, Lionetta se apareció en su puerta como si quisiera averiguar hasta cuándo iba a durar la rudeza de su hija.
—Esper