CAPÍTULO 51. Me mordiste duro...
Sofía:
—¡Eso ya te lo demostré! —susurré, apoyando mi cabeza en el duro y fornido pecho de él, mientras Rafael acariciaba y alisaba suavemente mis cabellos con sus dedos.
—¡Me parece increíble, sentir tanta felicidad! —argumentó él sonriendo y no dispuesto a separarse de mí.
Él, sentado en el puesto del chófer y sosteniéndome sobre su regazo, me besó nuevamente, poseyendo mi boca, como si fuera mi cuerpo. Me acarició la espalda con delicadeza, hasta llegar a las nalgas, las cuales me apretó, mordiendo sus propios labios.
—¿Nos vamos? —Me consultó él, con su voz ronca, sincerándose conmigo— Estoy demasiado excitado. Tu cuerpo me excita y me seduce sexualmente. De repente, te he deseado tanto y debido a eso estoy así —confesó, enterrando su cara en mi cabello.
»¿Sabes? Nunca he tenido novia formal y deseo vivir esto contigo —me susurró proponiéndome que fuera su novia.
—¡Je, je, je! —Sonreí— Yo tampoco he vivido esa etapa —le confesé— ¡Vamos, pues! —acepté convencida, que al menos