CAPÍTULO 29. ¡Yupiiii!
Rafael:
Me siento tan feliz, no sé por qué tengo esta sensación de traer por primera vez a mi hacienda, a la mujer que sinceramente me gusta. Me siento bendecido, por el hecho de que ella haya aceptado esta invitación.
«Ni cuando traje a María de los Ángeles. ¡Bueno! La verdad fue que mi madre la trajo, me la presentó y yo me enamoré».
Al bajarme de la camioneta, tía Anastasia estaba ahí esperándome con el personal que contrató exclusivamente para atender a mis invitados. En la terraza superior, pude observar a mi madre y a Mirelys, vernos llegar. Presenté a mi tía, a Sofía, su madre, así como a los trillizos.
—¡Bienvenidos! Es un placer recibirlos en nuestra casa, estamos todos a sus órdenes —exclamó ella con extrema alegría, fundamentalmente al tener de frente a los niños.
—¡Gracias, señora Anastasia! —comentó Sofía agradecida.
—¡Gracias y es un verdadero placer para nosotras estar aquí! —declaró Estefanía.
Al bajar la vista, tía y observar los trillizos, se acuclilló admirada