PDV: Evan
—Si ya acabamos lo mejor será que me retire señorita Marx.
—¿Es que acaso no te agrado? No te parezco lo suficiente bonita para que me rechaces como lo haces.
—Es alguien muy hermosa, pero solo vine a hacer mi trabajo.
—Eso lo entiendo y está bien que quieras ser un profesional frente a mí, pero lo que tendríamos nadie tiene porque saberlo.
Debido a que continuaba aproximándose para intentar que algo más sucediera levante la mano donde tenía colocada la sortija de matrimonio, acto que no sabía porque lo hacía si ese compromiso que tenía con Viena no era verdadero ni duraría más de lo estipulado.
—Estoy casado y esa persona no merece que le haga esto, lo siento —ante mis palabras de manera repentina ella se detuvo, mirándome de una forma extraña.
—No sabía que estabas casado, creí que podrías estar soltero.
—Pues no, no lo estoy.
—Lo lamento… en verdad lo siento, me parece que nadie merece ser traicionado y lo que acabas de decir me ha conmovido, es muy afortunada tu