Gálagas estaba hasta el tope de espectadores, aunque las invitaciones a la exposición habían sido exclusivas. ¡Muy exclusivas! Por doquier se podían ver a los camareros apurándose con bandejas llenas de copas de champaña.
Los seis inmensos salones acristalados que ocupaban el decimoquinto piso del hotel Cavalier estaban llenos de seductoras mujeres y hombres sonrientes que disfrutaban con la ruptura de sus expectativas.