Capítulo 86
De lo contrario, Andrea estaría furiosa. Llevar a un desconocido a casa podría haber sido extremadamente peligroso.

Andrea continuó con paciencia: —¿Y entonces? ¿Por qué dices que tienes problemas?

—Pues que ya casi es de noche y sigue durmiendo como un tronco, sin señales de despertar. ¿Crees que podría estar en coma? ¿Debería llevarlo al hospital? ¿No me harán responsable, verdad? ¡Él fue quien insistió en beber!

Andrea no sabía si reír o llorar.

Miró a Vicente, quien tenía una ligera sonrisa en la comisura de los labios, aparentemente interesado en el asunto.

—Andrea, no estás con Vicente, ¿verdad? ¡Por favor, no le cuentes nada de esto!

Apenas Luciana terminó de hablar, Vicente intervino.

—Demasiado tarde, lo he escuchado todo de principio a fin.

Al instante, la línea quedó en silencio.

Andrea casi podía sentir a través de la pantalla cómo Luciana encogía los dedos de los pies por la vergüenza.

Antes de que Andrea pudiera hablar, Vicente tomó la palabra.

—Cuídalo bien. Andrea tiene
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