Forest agradeció la montaña de papeles que mi rebelde segundo al mando no se ha encargado en lo más mínimo de alivianar. Pasó por las facturas y solicitudes para bodas de unión, desechó directamente todas las invitaciones para asistir a bodas o reafirmación de compromisos, lo último que él necesitaba era una boda más.
El alfa cerró sus ojos antes de masajear las sienes con disgusto, solo de pensar en Melissa, en lo terca que es y en lo estúpido que podía ser él por quererla incluso en ese momento. Se recordó a sí mismo que ella sola se había metido en ese matrimonio, que él no podía hacer absolutamente nada, al menos no hasta que encontrara la forma de probar su inocencia.
La puerta de su oficina se abrió, Forest miró al lobo de ojos rasgados que se acercaba hacia él ajustando su camisa como si volviera de correr recientemente. Ni siquiera saludó al alfa antes de sentarse al otro lado de la mesa.
— ¿No te dije que ayudaras con el papeleo?
— Me dijiste que no me metiera en tus asunt