Pov Amaya
Salí a dar un paseo por la manada, tenía a cuatro doncellas conmigo y a una docena de hombres a mi alrededor.
Hardick a veces exagera en algunas cosas, pero amo que sea así conmigo.
Llego a un bonito parque lleno de niños que corren de un lado a otro, busco un lugar cercano para sentarme y me quedo allí observando los juegos y el lugar.
En algún momento veré a mi cachorra jugar allí, dominante y posesiva como su padre.
—¿Es usted la Luna?
Se acerca una niña, con un vestido algo sucio y sus piecitos descalzos.
—Hola, sí, ¿estás bien?
—Mi hermano se cayó detrás de unos arbustos y no lo puedo sacar, ¿me ayuda por favor?
—Claro—, me levanto y conmigo, las doncellas y los guardias.
Miro a la niña que se asusta y comenzó a alejarse llorando.
—Esperen aquí, yo iré a ver.
—Pero Luna...
—No se preocupen, estamos dentro de la manada.
Comienzo a seguir a la niña que se interna más y más adentro del parque. Intenté llamarla varias veces y solo siguió corriendo asustada.
Me vi rodeada de