Malcon se quedó sin palabras. No era común que alguien se ofreciera de esa manera. Se acercó lentamente, sintiendo la intensidad de su mirada. Su instinto le decía que había más en Korina de lo que parecía. —No estoy acostumbrado a usar mi don de esta forma —le murmuró ese macho, dudando por unos segundos. —A veces hay que arriesgarse para obtener lo que se desea —respondió ella, su voz casi un susurro y… Provocativa. Con un movimiento ágil, Malcon mordió su cuello, y el poder de su don fluyó entre ellos. Los ojos de Korina se cerraron, y durante minutos que parecieron estirarse, Malcon se sumergió en su mente, buscando la verdad. Escuchaba, en la mente de él, llegaban las voces de Korina, hablando en el pasado, no veía nada, pero voces de Korina y Zefor resonaban en el interior de Malcon. ¡LO SUPO! ¡ELLA TENÍA UNA HISTORIA CON SU ENEMIGO! El silencio era abrumador, pero en su interior, una tormenta de emociones se desató. Cuando finalmente abrió los ojos, se encontró
Alfa Zefor arqueó una ceja, su mirada dorada llena de desdén. Se detuvo también, girando ligeramente su torso para alinearse con ella. Su postura era desafiante, pero había un aire de control notable en su figura. —Puedo oler tu irritación —le dijo ese macho, su voz baja y amenazante—. Si no te calmas, te cargaré sobre mi hombro y te llevaré de regreso a la mansión. No verás a los gemelos, y te volveré a encerrar en esa habitación. La ira de Luna Adalet aumentó al recordar cómo el Alfa Zefor había destruido gran parte de su antigua manada, Susurros Nocturnos. Para terminarla encerrando, ahora él lo admitía. "¿Así que él sí me encerró? ¡Maldito hijo de perra!" Pensó la hembra rubia, furiosa. Su corazón latía con fuerza, pero ella no podía permitir que su miedo la dominara. —¡Eres un maldito despiadado, Zefor! —le gritó Adalet, acercándose a él con furia. Su voz temblaba de rabia mientras levantaba la mano, como si estuviera a punto de abofetearlo—. Eres una bestia cruel, y n
Adalet, anonadada por lo que acababa de presenciar, frunció el ceño. La rabia la invadió al ver cómo sus hijos se encariñaban con un macho al que ella pensaba matar. Caminó a varios metros detrás del Alfa Zefor, seguida del Beta Woren, sintiendo el peso de su propia impotencia. —No me sigas —dijo Luna Adalet, sin mirar atrás—. No es como si fuera a escapar. Sé que algo así sería imposible. El Beta Woren sonrió, disfrutando de la provocación. —Es bueno que lo sepas y que no me des problemas extras —respondió ese macho, mientras sus ojos brillaban con una mezcla de diversión y desafío—. Es una lástima que sean tan lindos esos gemelos que has parido. Adalet clavó sus afilados ojos verdes esmeralda en el Beta, sintiendo que su corazón se aceleraba. —¿A qué te refieres? —preguntó, su voz temblando de rabia. —Tendré que entrenarlos —dijo el Beta Woren, encogiéndose de hombros—. El Alfa Zefor está buscando al sucesor perfecto. Si es un cachorro defectuoso, no sirve. Y si tiene que
>>> Adalet: No me soltó... El maldito no me soltó de sus brazos ni un solo momento. No era que me sintiera cómoda, todo lo contrario. ¡Estaba furiosa! —¡SUÉLTAME, ZEFOR! —grité, exigiéndole con todas mis fuerzas. Hice de todo, pero… ¿por qué tenía que ser tan increíblemente fuerte? Exhalé, y en cuestión de minutos, dejamos atrás el pueblo y el sendero boscoso que lo conectaba con la mansión. Al entrar en la mansión de "Garra Dorada", las miradas de sus hombres y mujeres lobos nos seguían. ¡Claro! Su Rey Alfa me llevaba en brazos, desnuda, salvo por la camisa que él me había puesto para cubrir mi figura. No soy muy alta. Tal vez no tengo la misma fuerza que otras hembras Alfas, pero… ¡estoy orgullosa de lo que soy! Hasta que él me hacía sentir… diminuta, insignificante, simplemente… nada. Mi corazón latía con fuerza. Solté un profundo suspiro y, de pronto… llegamos a su habitación. ¡¿SU HABITACIÓN?! —¡AH! ¡¿QUÉ CARAJOS HACEMOS AQUÍ?! —le grité. Clack~ El sonido
>>> Adalet: ¡¿Que si le fui infiel?! ¡EN SERIO! ¡¿Merece mi fidelidad este macho?! ¡NO!, y… Tampoco le fui infiel. En ese momento, entendí que… Algo no encajaba. —Escuché que los pactos matrimoniales en las manadas benditas por la diosa, son muy estrictos… Romperlos, traicionarlos, ignorarlos, puede llevarte a la muerte. —¿Ahora buscas darme lecciones, Luna? —dijo ese Alfa en tono burlista, aunque su expresión era tan fría que me irritó. «¡¿Qué carajos está pasando, Lala?! ¿Es posible que no me fuese a pasar nada si rompía o traicionaba el pacto matrimonial…?, este maldito parece bastante seguro…», le pregunté internamente a mi loba, confundida. «No lo sé. El ritual de bodas con el Alfa de una manada bendita cambia dependiendo de muchas cosas…», me explicaba Lala. Solté un suspiro, y volví mi mirada hacia ese macho que me encimaba, mi corazón latía aceleradamente, mi pecho subiendo y bajando al ritmo de mi respiración agitada. Sentía el frío del piso abajo de mí, la tel
>>> Adalet: «¡No, Adalet!» Resonaba la voz de mi loba, Lala. Una y otra vez me decía que no lo hiciera, pero… ¿Qué otra opción tenía?, este tiránico Rey Alfa me dejaba claro que no mentía, que tenía mucho poder y no dudaría en utilizarlo para obtener lo que quisiera. Sí. Estaba harta de que busque todo a las malas, pero… —¡AAY! —mis pensamientos fueron abruptamente interrumpidos, cuando él se levantó y me cargó con una facilidad absurda. —¡Nos vamos a divertir un rato, Luna! —sonó con arrogancia su maldita voz gruesa, poderosa… Pícara. Pof~ Un sonido se produjo cuando me hizo lanzada a la cama. Caí boca arriba y de inmediato me senté… Tragué saliva mientras lo veía deshaciéndose de su pantalón. Estaba nerviosa, mi cuerpo temblando ligeramente… Apreté mis manos contra las sábanas de seda rojas, traté de verme fuerte, seria, imposible de afectar. No quería titubear ante un macho como él. Entonces… Pensé en él… En Alfa Malcon. En lo bueno que fue conmigo, en los moment
>>> Adalet: Lo besé. ¡Maldición, lo besé! No podía creerlo, no era algo que quisiera… Estaba acorralada, amaba a Malcon, sí… Cuatro años a su lado, cientos de recuerdos, y estos fuertes sentimientos no se van a borrar por un acostón, dos… Diez… No sé… Pero es solo sexo. Solo es sexo, ¿qué puede salir mal? Malcon entenderá que no tuve opción. Mis labios se movían a un ritmo lento y pausado, trataba de ocultar mi falta de experiencia… ¿Cuántas veces besé a alguien?, no lo sé, mi amnesia me impide aún recordar todo, solo sé que Zefor es el primero que recuerdo. Besos vacíos, sin sentimientos, todos con un simple fin sexual y reproductivos hace cuatro años. Cerré mis ojos, quizá un intento de no ver al macho que estaba besando pero… ¡Demonios! ¡En mi mente pasaban por recuerdos con Malcon! ¡Su rostro!… Me sentí asqueada de mí misma. Le dije "te amo" a ese macho incontables veces, y… ¿Qué estoy haciendo?, yo debería… —¡AAAH! —grité, mis palabras fueron interrumpidas, cuando
>>> Narrador: ✧✧✧ Esa misma noche, horas atrás en la manada "Susurros Nocturnos". ✧✧✧ En el salón anexo al principal del Alfa Malcon, la chimenea crepitaba suavemente, iluminando las paredes de madera oscura con su luz dorada. Las largas ventanas ofrecían una vista del cielo estrellado, donde la luna llena iluminaba el paisaje. Alfa Malcon, se encontraba sentado en un sillón de cuero, su expresión pensativa mientras miraba las llamas. Korina, también en el salón, se acercó a Malcon y, sin rodeos, lo sorprendió con su declaración: —Cásate conmigo, Alfa Malcon —le dijo la hembra, su voz seductora y llena de malicia. Malcon arqueó las cejas, sorprendido. En ese momento, estalló en carcajadas. —¿Estás mal de la cabeza? —exclamó ese macho entre risas—. ¿Crees que tomaré a una loba cualquiera como mi Luna?, ya tuve una… Murió. Nunca nadie va a… —él hizo una pausa, recordando a Adalet. No pudo continuar, su corazón lo impidió. Korina se mantuvo seria, y su expresión se tornó má