Capítulo 15: Mis bebés están muertos.
Zefor continuaba acariciando el muslo de Adalet, su toque era una mezcla de frío y peligro que la hacía sentir atrapada en una trampa mortal.
"Este maldito lobo…"
Pensó la hembra rubia, mientras revisaba la mano del Alfa.
Cada caricia de su mano parecía electrificar el aire entre ellos, provocando un escalofrío que recorría su cuerpo, y la hacía temblar de incomodidad.
Adalet se sentía tensa, incómoda, asqueada… Pero… Un maldito calor crecía en su interior, y el aroma de ese Alfa, era particularmente fuerte y… Delicioso, a comparación de otros machos.
¿Se debía al pacto matrimonial?, probablemente… No era así cuando ella lo conoció por primera vez en el laboratorio incendiándose.
Sus manos temblaban ligeramente mientras revisaba las marcas en la palma del Alfa, esos símbolos antiguos que prometían ser una potente maldición.
—Necesito más tiempo —dijo ella, titubeante, sus ojos evitando la mirada ardiente de Zefor, que la veía con una intensidad que podía consumirla—. He