Leonard
Las palabras de Evelyn todavía me retumban en la cabeza.
“Esta Luna no espera sentada.”
Pero yo sí tengo que hacerlo.
No porque quiera. No porque me falten ganas de correr directo al infierno y sacar a Alex con mis propias manos. Sino porque no puedo perder la cabeza ahora. Si fallo en este momento, no solo pierdo a mi Beta. Podría perderlo todo.
Me paso una mano por la nuca mientras camino al centro del claro. El aire huele a madera quemada, a tierra fría, a expectativa.
Estoy preocupado, mi pecho, mi alma y mi mente me dice que algo no está del todo bien, que hay algo que no estoy viendo, pero no sé que es y estoy frustrado.
Quiero asegurarme de que los míos, todos, estén a salvo de esta maldit4 guerra que parece no tener final.
Sebastián me espera ya en la mesa improvisada de mapas, con la hechicera blanca de pie a su lado. Evelyn se acerca por el otro extremo, su cabello suelto, el rostro sereno pero alerta. Ha cambiado. La oscuridad la rompió… pero también la hizo más fue