Aysel miró a Radolf en la puerta, por la emoción de sentir que esperaba un cachorro no lo había escuchado llegar. Él la miraba de una forma posesiva, mientras caminaba hacía ella, sin mirar a Tara, que había bajado la cabeza con timidez.—¿Por qué no me habían dicho? —de forma instintiva puso sus manos sobre su vientre, protegiéndolo de todos.—La sacerdotisa creyó que aún no era tiempo que lo supieras —apartó a Tara con suavidad, pero su mirada había reproche y dureza —lo que viviste con Lyon fue terrible, solo mira como estas de confundida. —Pero yo tenía derecho saber que esperaba un cachorro —reclamo con severidad.—Si tienes razón, lo siento, comprende que lo único que yo quería era te recuperaras para darte esta gran noticia —tomo su mano entre las de él —pero ahora ya lo sabes, y este cachorro es la prueba del gran amor que nos tenemos, solo falta que lo recuerdes. —Si lo que dice es verdad, dame tiempo si —dijo con suavidad mirándolo sin desconfianza. —Por supuesto, yo pond
Cuando abrió los ojos vio el azul del cielo, un rayo atravesaba las ramas del copioso árbol, la sombra era magnifica, en el lugar se respiraba una paz, que no sentía desde que despertó, que no quería irse. Cerro los ojos disfrutando de los rayos del sol que se escapaba por las ramas, comenzó acariciar su vientre que comenzaba a abultarse, y le hablaba de su padre, que era el lobo más fuerte y valiente, de pronto sintió unos dedos cálidos que comenzaron acariciar su mejilla, abrió los ojos sobre saltada, pensando que era Radolf quien venía a quitarle su paz.Pero cuando se encontró con esos ojos color miel y esa sonrisa tan cálida, no dudo en hacer caso a su impulso de lazarse a sus brazos. —Yo lo sabía, no estas muerto —lo apretó con más fuerza —tu no estas muerto, ni eres el lobo que me quieren hacer creer —se separo para verlo a los ojos, tomo su cara con sus dos manos y le dio un beso, al momento que toco sus labios, las sensaciones que el despertaba en su interior la recorrieron
—Necesito algo de aire fresco, la pesadilla me dejo mal —dijo Aysel no mintiendo del todo, dio dos pasos y sintió como todo le daba vueltas.—Mejor vuelve a la cama, mira te traje algo para que comieras —replico Dilay mostrando el planto que tenía un trozo de carne junto algunas verduras.Cuando lo acerco a su nariz, olfateo algo desagradable, que le causó náuseas, pero también su loba le alertó de un peligro.—Ahora no quiero nada, las náuseas no me dejan probar nada —aparto el plato, a pesar de la insistencia de ella, logro que dejará de insistir, con un poco de más fuerza llegó a su clóset para buscar con que cambiarse, al ver qué seguía ahí le hablo —me das un minuto, quiero cambiarme…—Aysel estás segura que podrás salir a caminar, estás débil por no comer bien estos últimos días —cuestionó su prima con genuina preocupación—Me siento bien —replicó Aysel mirando a Dilay —necesito salir de esta habitación para comenzar a recordar mi vida —parecía que sus palabras la tranquilizaban
Aysel se encerró en su habitación, no quería ver a nadie, ni escucharlos, lo único que deseaba su corazón era encontrar a Lyon, saber a dónde lo había llevado Radolf porque no sentía que el estuviera muerto.—Aysel debes salir, alimentarte piensa en tu cachorro que esperas —escuchó que decía su madre, pero no tenía intención de abrir no podía ver a ninguno de esos traidores. Poco a poco el cansancio la dejo agotada, se quedó dormida esperando soñar de nuevo con Lyon.—¡Aysel! ¡Aysel! —escuchó en un susurro su nombre —¡Aysel despierta!—Lyon —susurro, pensando que había escuchado su voz.—Él ya no te hará daño —ahora escuchó claramente la voz de Feray, abrió los ojos, al darse cuenta que ella y otra loba estaban en su habitación, se levantó en la cama toda sobre saltada al ver a la joven loba que había ayudado a Radolf a cambiar sus cosas, frente a ella mirándola fijamente, detrás de ella sobre la cama estaba Feray con una sonrisa, a pesar de sus ojos preocupados. —¿Tú quien eres y q
Aysel respondió el beso con la misma intensidad que él, al separarse lo miró a los ojos, le dio una sonrisa.—Eso quiere decir que ya recuerdas toda nuestra vida juntos —cuestionó Radolf mirando a Aysel.—No todo, tengo flash de como fue nuestra ceremonia de Luna, como Lyon me llevo —al decir eso último comenzó a temblar —fueron los días más terribles de mi vida.—Ya no pienses en eso, yo te voy ayudar a que recuperes nuestros recuerdos —volvió a darle un beso, pero esta vez casto —ahora podremos vivir tranquilos, sin que nadie quiera separarnos.Los labios de Radolf fueron besando su mejilla, su cuello, se levantó del suelo para subir a la cama, al sentir el cuerpo de ella tan cerca su masculinidad comenzó a despertar, la deseaba tanto que no podía esperar para hacerla suya.Poco a poco se fue recostando, una de sus manos comenzó a tocar su piel suave de terciopelo de su abdomen.—Radolf despacio —dijo Aysel cerca de su oído —lo siento, pero lo que me hizo Lyon —soltó unas lágrimas q
Aysel bajo diciéndoles a todos que Radolf la llevaría con él, a la ceremonia de Luna del nuevo Alfa de la manada Luna roja, al escucharlo Mica, ella separó a Radolf de todos para hablar con él en privado.—Creo que es un grave error que la lleves contigo —le dijo sin rodeos, pero Radolf parecía despreocupado —lo mejor es que la dejes aquí…—Ya no puedo hacer eso, mira lo feliz que está Aysel —replicó Radolf observándola —desde que ella cree en mis dichos nunca la había visto así de feliz, no hay nada que temer, ella está convencida con mi verdad…—Si puede estar creyéndote todo ella, pero tienes un problema, no la has marcado —puso su mano sobre su cuello donde está la marca falsa, él sintió como algo ardía en su piel —te lo dije Radolf que tenías que tomarla antes de hoy, antes de esta luna llena.—Maldita sea, que quieres que haga que la obligue, tú sabes perfectamente que no puedo hacer eso —se tocó el cuello —puedes regresar la marca a mi cuello —Mica volvió a poner su mano, una l
Su pregunta lo hizo en un susurro para que Aysel que estaba acaparada por las lobas del lugar no escuchará.—Si quieres saber si aun vive la respuesta es sí, pero no sé por cuánto tiempo, se reúsa a comer y con el trato que dan mis lobos aún no sabemos cómo ha resistido…—contesto Tristán, el Alfa que iba a sustituir a Yael.—Me importa poco su resistencia o su huelga de hambre, pronto dejará de respirar en este mundo —hizo una pausa —solo quiero un momento a solas con él, antes que venga Berk, quiero tener la satisfacción de decirle en su cara algo que lo va herir profundamente —respondió al tiempo que se separaba de él —muchas felicidades Tristán, que gobiernes a la manada con sabiduría…—Gracias por tus buenos deseos, más tarde me gustaría que me acompañes con un brindis…—replicó Tristán.—Será un honor para mí —Radolf tomo a Aysel por la cintura cuando ella tocó su hombro —mi luna nos acompañas o prefieres ir a descansar…—La verdad el viaje me dejó muy agotada, que si prefiero ir
Lyon luchaba entre el juramento que le hizo a su padre y las ganas que tenía por hacerle pagar los sufrimientos que ahí estaba viviendo, querría que sus ojos se volvieran dos dagas que perforaran su cuerpo, sus manos estaban apretadas en dos puños listos para golpearlo, gracias a él estaba ahí, gracias a su propio hermano era golpeado por los lobos de esa manada, era su castigo por haber matar al Alfa que se llevó a su compañera. Quería poder alcanzarlo, pero las malditas cadenas de plata se lo impedían, ya su piel estaba quemada y las pocas fuerzas que tenía se le estaban acabando. Gruño de rabia, de impotencia, pero también de dolor, él siendo su hermano fuera capaz de no compadecerse de él, y lo dejara ahí para que ellos terminaran con su vida. —No me mires así, ya me dijeron que no has comido nada, eso está muy mal —dijo en forma sarcástica —lo sorprendente es que aún no te mueres.—Ni lo voy hacer hasta hacerte pagar esto Radolf —gruño importándole poco que fuera su hermano —¿