Después del banquete y de la gran fiesta que siguió en la celebración de Lyon, todos fueron a descansar, Aysel por primera vez dormiría en la habitación de Lyon, había pensado que con la llegada de Dilay, él cambiara de opinión y la mandara a su anterior habitación, pero no fue así.
Cuando entraron a su casa, Lyon la rodeo con sus brazos, y comenzó a besarla en la intimidad de su habitación, sin dejar de tomar sus labios la levanto en sus brazos para llevarla a su cama, la dejo con cuidado mirándola con él mismo deseo que la tarde sintió por ella.
Poco a poco se fueron despojando de sus ropas, hasta quedar sin ninguna barrera para entregarse, Aysel lo hizo con toda su alma, a pesar del temor que había en su corazón de que cualquier momento él pudiera repudiarla, y echarla de la manada, de su vida por querer a Dilay a su lado.
Al sentir el placer recorrer su cuerpo, se olvidó de su miedo, de su inseguridad, pensando que pudiera haber un futuro entre ellos…
Los dos estaba felices, sa