Lia respiró profundo, había tenido una montaña de emociones en menos de cinco minutos y no había logrado entender del todo a Felipe.
— ¿Mi papá? — le preguntó, por si había escuchado algo mal, pero el rubio asintió con vehemencia.
— Así se presentó, y recuerdo cuando me lo mostraste en fotos, es él — Lia miró a Oliver, el hombre le daba la espalda mientras miraba por la ventana y ella apretó los puños. Quiso decirle que luego terminarían de hablar, pero no dijo nada. Salió del salón.
Afuera estaba Sam, el abogado estaba recostado en la entrada del salón y le sonrió, pero Lia tenía mucho malgenio como para corresponderle la sonrisa y cuando se alejó el hombre se metió dentro.
— Sé que no es buen momento — le comentó Felipe — Pero ¿Quién es ese pelirrojo? Apenas me dijo que se llamaba Sam y que Oliver lo había enviado conmigo cuando apareció ese hombre.
— Será el abogado que nos ayudará con el negocio, pero no te emociones mucho, asumo que se irá cuando todo termine, puede que sea pron