58° Perderlo todo.

Sam se aseguró que Carlo y Hada estuvieran a salvo en el hotel, luego, cuando escuchó los disparos, los metió a la cocina y empujó a Felipe dentro.

— No salgan — les dijo y Carlo dejó a la niña con Felipe para salir en busca de sus hermana.

— Sam, no vayas — le suplicó Felipe agarrado a la niña y el pelirrojo negó.

— Mi tío — Felipe asintió con la cabeza y el abogado Salió corriendo tras la espalda ancha de Carlo que se perdió por la puerta de atrás del hotel.

Todo se había convertido en un caos, las personas comenzaron a refugiarse en el hotel presas del pánico y a Sam le costó una eternidad poder llegar a donde estaba el altar, donde un grupo de policías rodeaba todo con sus armas y sus cuerpos.

Portia y Helene trataban de correr tras la tarima mientras gritaban y los soldados las detenían, Lia y Oliver no estaban y eso le preocupó.

Localizó a su tío sentado en las escaleras de la tarima, se había aflojado la corbata y tenía la expresión muerta, con los ojos hundidos y muy pálido.

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