A Bethany se le había antojado un café latte, por eso decidió bajar de la habitación a la cocina. Ciro hacía un largo rato que se había ido a dónde no sabía, y aún no llegaba.
Entró a la cocina que estaba completamente sola, las mujeres del servicio ya se habían marchado a sus respectivos hogares, cuando dieron por terminado su horario de trabajo. Se preparó su bebida con mucha lentitud, no quería que las prisas estropearan su buen sabor. El café del latte era su preferido. Su sabor le traía recuerdos familiares que llegaban a alborotar su sentido nostálgico. Lo bebía a fuerza de una especie de masoquismo.
Hizo una mueca de disgusto cuando vio a Brahim entrando, creyó que estaba sola. El hombre recargó su hombro derecho contra el borde de la entrada y se dispuso a mirarla con ínfulas seductoras. Al ver que Bethany no se inmut&oacut