Luego de unos tragos más, vi a Anabel entrar nuevamente a la casa, parecía buscarme, me acerque a ella.
— ¡Hey! Te estaba buscando, ¿A dónde fuiste?. — Le sonreí y le acerqué una bebida.
— Lo siento, me entretuve, estaba en el patio, es tan grande y hermoso, bajo la luz de la luna se ve increíble. — Tomó la bebida y dio un sorbo. — Estoy cansada, quisiera acostarme.
— Vamos. — Le extendí mi mano y juntos, tomados de la mano, subimos a mi habitación.
Entramos al cuarto, Anabel me dio una tímida sonrisa, tomó su bolso y entró al baño de mi habitación. Yo fui hasta la cama y comencé por quitarme la chaqueta, corbata, zapatos, tome mi teléfono y comencé a revisarlo hasta que Anabel salió.
Levanté la vista y quedé embobado, estaba vestida con una pijama de shorts y franelilla ajustada, sin brasier, se veía tan sensual que se me secó la boca al instante, y supongo que mi cara de pervertido me delató, porque ella se sonrojó ante mi constante mirada.
— Ya terminé, si desea pasar. — Me señaló