29/ improvisado, pero inigualable. p2
—¿Qué pretendes decirme, Aarón? —Pregunto, y él sonríe, porque sabe que está logrando su cometido. No sé si soy fácil de convencer, o es que soy fácil solo con él. Creo que es la segunda opción.
—Vivamos la vida como si fuese el último día. —Propone.
—Solo recuerda que tenemos al notario primero, y luego al cura. Es mucho papeleo para una noche y lleva su tiempo.
—En cuanto salí del hospital llamé a Jezabel. Ella ya se hizo cargo de todo. Todos vienen para acá, ella llega en… —él mira el reloj de pared y luego a mí —, media hora, y traerá un vestido para ti más acorde con la situación y mis amigos tan solo me traerán una corbata. Nada de trajes, esto será más sencillo, pequeño y bonito.
—Sí que estás loco. ¿En qué momento hablaste con ella?
—Cuando fuiste con el médico a que te explicara cómo debía tomar mis medicamentos y qué cosas debías hacer si llegaba a sentirme mal.
—Ah.
El descarado pensó en todo.
—Entonces… ¿Vas a casarte y a vivir conmigo por el resto de nuestras vidas