Capítulo treinta y ocho: un tono incomodo.
Cuando vinieron Matt se sentó a mi lado y Pablo se sentó alado de Luca, los 5 nos pusimos a charlar a gusto, cuando note que algo había pasado en la otra esquina de la disco.
—Ya no lo soporto.
— Que cosa Dilan— preguntó Jesua intrigado,
— ¿Acaso no la ves?, ese imbécil se está pasando de la raya al tocarla así— aclaró con enfado.
Jesua observó la pista y vio como Renata estaba muy a gusto,
— Ja, ja, ja, ¿acaso te estás poniendo así por ella? — pregunto en tono burlón y Dilan lo miro con seriedad,
— Acaso crees que es broma— le dijo haciendo más evidente su enfado.
— Si tanto te molesta verla bailar con ese infeliz, ve y búscala.
— Uff, pero no me gusta bailar, anda sácala tú por mí— empezó a pechar a Jesua para que este lo ayudara
— No.
—Vamos anda, me la debes— insistió sin darse por vencido,
—Que no Dilan— le dijo dándole un golpe en el brazo,
— ¡Que la saques dije! — exclamo elevando la voz y empujándole con tal fuerza que logro que este se moviera.
Je