Capítulo noventa y seis: Una grata sorpresa entre problemas.
Al llegar al hospital, fui directo a mi despacho, grata sorpresa la mía al entrar y ser recibida por mi padre,
— Pero ¿cuándo llegaste? — le pregunté sorprendida, ya que no tenía idea de que él vendría,
— Hace una hora, hija mía— me contestó con alegría.
Caminé hacia él y lo abrasé con ganas, en este momento era lo que más necesitaba,
— ¿Qué ocurrió? — preguntó preocupado al notar mi inquietud, Steven también entraba en mi despacho en ese momento,
— Hola William, que grato verte aquí— se acerca a él dándole un apretón de manos,
— Bueno, los dejo solos, así pueden hablar tranquilos, si me necesitas mi sol; estaré en el auto— al terminar sus palabras, se retiró y volvimos a quedarnos solos.
Luego de pedirle a mi padre que tomara asiento, suspiré pesadamente y me senté junto a él para contarle lo que había ocurrido en la mañana.
(En el estacionamiento)
Prendí un cigarro y luego de darle unas cuantas pitadas; no pude resistirme más, camine hacia el auto y golpee el vi