Capítulo ciento cuarenta y siete: El adiós definitivo.
Aún era muy temprano y estaba muy alegre charlando con William cuando la vi a ella. Me atraganté con el café de una forma espectacular, al notar la pequeña barriguita que ella tenía bajo esa remera justa a su cuerpo,
— Steven, ¿estás bien? — caminó hacia mí pasándome una servilleta,
— Estás, estás— ella nota mi asombro,
— Sí, estoy embarazada— aclara con calma,
— No puedes decírselo a nadie, ¿está claro? — me ordena, haciendo ademanes con su mano frente a mí y William toma la palabra,
— Hija Steven tiene algunas noticias para ti— sin decir más se pone de pie y se marcha para dejarnos solos.
Yo tomo asiento y espero a que él me cuente el motivo que lo ha hecho venir hasta aquí, él se rasca la nuca y luego comienza a hablar,
— He tenido noticias sobre el juicio.
— ¿Qué ocurre?, tu rostro no está muy alegre— le digo al notarlo,
—La jueza ordenó poner a los tres acusados bajo arresto hasta la última audiencia.
—Pero eso es muy bueno— le digo, pero Steven solo suspi