Capítulo dos. Tu casa o la mía.
El extraño no le dio tiempo a replicar, puesto que de inmediato tomó su mano y la arrastró hacia la pequeña pista de baile.
¡Y cómo bailaron!
Por horas movieron sus cuerpos al compás de la música, se sedujeron el uno al otro, se tentaron, se excitaron y final, se besaron. El encuentro de sus bocas había sido inevitable. Ambos se sentían atraídos hacia el otro por una corriente inexplicable desde que sus ojos conectaron.
—¿Tu casa o la mía? — preguntó ella con suspicacia. No le gustaba irse con rodeos y aquella noche deseaba ser más impulsiva de lo habitual.
—Mi departamento queda cerca.
Diane no esperó por él, simplemente emprendió al camino hacia la salida. Tyler se detuvo unos minutos a contemplar con detenimiento su sensual movimiento de caderas al andar.
Aquella mujer despampanante de pocas palabras era el mejor espectáculo que había visto en toda su puñetera vida sin dudas y lo quería para sí mismo.
Le siguió el paso mientras sonreía de manera abie