Bella…
Miré fríamente a Luis cuando los dos hombres entraron en la habitación. Me miró con una sonrisa burlona y dijo: “Hora de despedirte de Ryder. Te enseñaré a someterte a mí, Bella. Eres mía. Si no me haces ni puto caso, tu amiga Valentina será la siguiente”.
Lo fulminé con la mirada. “¡No la tienes aquí, maldito imbécil! Nunca me someteré a ti. Si le pones un dedo encima a Ryder, acabaré con tu puta vida”. Gruñí. No tenía a Val. No podía tenerla.
Luis se echó a reír. “Sabía que dirías eso. Traigan a la perra”.
Alguien entró y arrojó a una Val golpeada dentro de la habitación. Aterrizó junto a Ryder. Le hicieron un número. Por favor, no me digas que le hicieron otras cosas. Nunca me lo perdonaría.
Miré a Val, quien luchaba por levantarse.
“¡Suéltala, hijo de puta!”, grité mientras le daba otro puñetazo que le reventó los labios. Le di un rodillazo en los huevos y luego un puñetazo en el estómago que le dejó sin aire en los pulmones. Estaba a punto de darle otra patada cuando