Capítulo 67 —Plantado
Narrador:
Dinorah tomó aire, apartándose un poco, y con un gesto rápido llevó las tazas a la sala. Las dejó sobre la mesa baja y se dejó caer en el sofá, cruzando las piernas con un intento torpe de recuperar la compostura. Mateo se sentó a su lado sin pedir permiso, girándose hacia ella. La observaba con esa calma peligrosa, pero sin la arrogancia de antes; ahora parecía simplemente un hombre decidido.
—¿Qué esperas de esto, Emiliano? —preguntó ella al fin, con la voz baja, casi un desafío.
Él no dudó. Se inclinó hacia adelante, los codos sobre las rodillas, y la miró directo a los ojos.
—Lo único que quiero es intentarlo contigo. —dijo ronco, sin rodeos —Sé que va a ser complicado, que hay mil razones para frenarnos. Si no quieres que lo sepa nadie todavía, está bien. Pero quiero seguir viéndote, conociéndote… no pienso alejarme.
Dinorah lo miró en silencio, el pecho subiendo y bajando con lentitud. Había esperado una respuesta ligera, una broma, algo que pudi