Los giros inesperados son lo que hacen interesantes nuestra existencia.
Sé que mi vida se esmeraba a lo grande cuando quería hacerme ver o experimentar cambios, pero el hecho de despertar y que lo primero que viera fuera el rostro preocupado de Joss, eso sí que era un gran e inesperado acontecimiento.
—¿Qué te duele? —Él se acercó y me tomó la mano —¿Te duele algo? Dime —su voz tenía un tono triste.
Cerré mis ojos y me enfoqué en sentir mi cuerpo para ver si tenía alguna molestia o incomodidad, pero me sentía bien. Así que negué con la cabeza y me enfoqué de nuevo en él.
—Creo que me siento bien —intenté sentarme y fue ahí cuando sentí una punzada en el costado derecho— ¡Ay! —exclamé y Joss se desmaterializó hacia