— Pequeña. — dijo el mayor apenas dio el primer pitido y Alana se sintió importante, al menos para Osiel.
— Osiel… estoy confundida. — susurro, dándose cuenta de que estaba acudiendo al Alpha, como si fuese un referente en su vida, alguien que pudiera guiarla, algo que la sorprendió, y en una milésima de segundo pensó que, si las cosas fueran diferente con su madre o padre, seria a ellos a quien llamaría.
— ¿Qué es lo que te confunde mi vida? — las palabras de Osiel se le hacían tan cálidas, la hacían sentir segura.
— Edur me dejo un pijama largo de algodón y ropa interior para que me cambie.
— No. — dijo de inmediato Osiel. — No te pondrás ropa interior, ya hablamos de eso, es malo para tu salud. — Alana no pudo evitar sonreír.
— Bueno, gracias por el consejo…
— Es una orden pequeña. — Alana puso los ojos en blanco, aun así, no se quejó.
— Bien, pero no es solo eso, Edur se compró un pijama para los días que yo este con él. — dijo en un susurro aún más bajo, y sintiendo angustia en s