Rita observaba a su hija y su mente no dejaba de trabajar, ¿Por qué la joven bruja tenía esa necesidad de llegar a Alana aun desafiando su orden? No lo comprendía, aunque debía admitir que la desobediencia de su hija menor al menos le había servido para ver a su hermana, y descubrir de esa forma que, ella siempre estuvo equivocada, porque Lina calmo a su Alpha, porque Lina tenía razones de sobra para atacarla, sin mayores consecuencias, porque al fin y al cabo ella había invadido sus tierras, pero no lo hizo.
— Rita, te traje la cena para ti y Gala, creo que ya deberías despertarla, para que se hidrate. — la bruja vio a su hermana mayor por unos segundos, descubriendo como el paso del tiempo había cambiado su rostro, aunque seguía siendo hermosa.
— ¿No me odias? Dime Lina, ¿no guardas así sea un poco de rencor a mi persona, por prohibirte cambiar en mis tierras? — Lina sonrió con dulzura, y por un fugaz momento recordó el rostro de su pequeña hermana y lo asustada que estaba la vez qu