La luz del sol matutino se filtraba a través de las nubes, proyectando una iluminación intensa sobre el prado donde los dos clanes se enfrentaban. La reina de las brujas, Rita, se erguía con orgullo, su mirada ardiendo de furia y determinación, mientras que Lucio, Otto y Oziel, transformados en lobos, se alineaban frente a ella, sus ojos brillando con una intensidad feroz, pudiese ser que fueran familia, pero ante el escaso o mejor dicho nulo contacto, daba lo mismo que fuesen extraños.
El aire estaba cargado de electricidad, Rita y Lina se encaraban en silencio, o quizás eso era lo que parecía, quizás, ambas estaban midiendo la determinación de la otra, el silencio era tan denso que parecía tener vida propia, hasta que de pronto el aullido de Edur los hizo girar, solo para poder observar, un movimiento en el bosque que rompió la tensión momentánea del prado, era Alana, transformada en loba, emergió de la oscuridad, llevando sobre su lomo a Gala, desvanecida y pálida como la muerte y