— ¿Para qué me traes aquí? –preguntó Lisa con tono altanero—. ¿Pretendes hacerme un llamado de atención, acaso?
—Sólo reclamarte, porque debería ser a ti a quien más se le agradeciera la organización de esta gala.
—No me vengas con mentiras, niña –soltó Lisa, y cuando vio a Tess entrar en el despacho y cerrar la puerta tras ella, la miró de arriba abajo—. ¿Qué hace ésta aquí?
—Créeme, te conviene que me quede –susurró Tess, y se quedó quieta en su lugar. Lisa prefirió ignorarla y se volvió a Heather.
—No te vengas con tus aires de grandeza, Heather Ca