—¿A dónde me llevas? —le pregunto Alfa Connie.
Leo alzó una ceja, viendo con asco a esa hembra.
—¿No escuchaste? ¿Acaso estás sorda, loba?, creí escuchar que tu especie tenía muy buen sentido auditivo~ —ese hombre-dragón soltó una sonrisa burlista.
Connie frunció el ceño, con un rápido movimiento de su mano usó su magia y en segundos, quedó vestida. La hembra se puso de pie y se dirigió a pasos firmes a la salida.
Pero… Había algo extraño en Leo, que llamaba poderosamente su atención, normalmente alguien que iba a llevarla a algún lado, debería caminar delante y guiar, sin embargo, ese ser castaño, simplemente iba detrás de ella.
Habían caminado por varios minutos, y Connie desconocía el pasillo por el que ese ser la estaba llevando.
Alfa Connie detuvo sus pasos y volvió a ver hacia atrás. Su mirada llena de sospecha y alerta, hizo cambiar el color de sus ojos a un intenso carmesí, mientras su loba, le pedía que fuera precavida.
—¿Pasa algo? —le preguntó seriamente, L