Cuando llegó la hora del brindis y el intercambio de regalos, Esteban apartó un poco a su prima, llevándola a un rincón más alejado de la casa.
—Liz, debo pedirte un favor —susurró.
—¡Oh, claro! ¿Qué necesitas? —respondió ella, atenta.
Esteban echó un vistazo hacia donde Laura quien charlaba animadamente con Alfonso y Victoria, asegurándose de que no los viera.
—Necesito que nos lleves a la parte de la playa donde la iluminación sea perfecta, según tu parecer... Sé que eres experta en eso —sonrió con complicidad.
Laura, al percatarse de la sonrisa de los primos, pensó que quizás hablaban sobre Elizabeth y su complicada relación con Federico, así que no le dio mayor importancia y siguió conversando.
—Voy a pedirle matrimonio a Laura —susurró Esteban, dejando escapar una sonrisa nerviosa.
Elizabeth dejó escapar una sonrisa emocionada, apretando las manos contra su boca para no gritar de felicidad.
—Cuenta con eso.
Volvieron a la sala como si nada hubiera pasado, pero un plan secreto esta