Narra Andrea
Desperté en una sala blanca con una luz que me segaba los ojos sin embargo no era una luz natural era artificial como la de un foco.
- Duele- murmuré tocando mi cien.
- Señorita, ¿se encuentra bien?, ¿recuerda algo?- dijo una, creo que era una enfermera por su uniforme, los ojos me pesaban, quería volver a cerrarlos pero luchaba contra ello.
- No, me duele demasiado todo, podría bajar las luces- dije con voz ronca, la vi asentir y las luces bajaron de intensidad.
- ¿Qué hago aquí? ¿Dónde están mis hijos? y - la siguiente pregunta quedó incompleta en el aire.
Boom! La bomba explotó en mi cabeza, la verdad llena de recuerdos.
- No, Alonso no, ¿Dónde está mi marido? Quiero verlo Alonso no está muerto , Él no puede morir-
- Señora le voy a pedir que se tranquilice o voy a tener que aplicarle un sedante-
- Quiero verlo, a mi esposo, por favor, necesito, lo necesito - traté de tranquilizarme
- Él no se encuentra por ahora, señora usted tiene que descansar acaba de salir de un