Los últimos días fueron tan maravillosos como fugaces, ya era hora de volver a casa... Que extraño sería para ambos volver a pasar las noches separados luego de compartir la cama por una semana
— Que duro será ser condenado a tenerte lejos de nuevo—
Marisa sonrió, pero no dijo nada, aunque se sintiera igual
— Apuesto a que no te percatarás ni sentirás mi ausencia—
— ¿Qué te hace pensar eso Mar?—
— Para empezar, sabes que ambos estaremos demasiado ocupados apenas pongamos un pie en la ciudad—
Y vaya que tenía razón. Jace suspiró
— Quisiera poder quedarme aquí contigo por siempre— le acarició la mejilla
— Tenemos responsabilidades que no podemos seguir eludiendo. Nuestro día de ser inconscientes terminó— le dio un pequeño beso mientras