Lo que somosES

El pequeño Zack observó con horror el cuerpo de su padre caer en medio de la lluvia de balas que rodeó las favelas en esa tarde soleada de Agosto. El sonido de los disparos retumbaba en sus oídos y se mecía hacia adelante y hacia atrás preso de un ataque severo de nerviosismo. La sangre comenzó a brotar, haciéndolo reaccionar

 — Está bien Zacky, vas a estar bien. Solo quédate quieto y cúbrete

 — ¿Y tú? ¿Qué hay de ti? No te mueras, no te mueras— Pegó su cabeza al pecho del hombre         agonizante que con dificultad respiraba todavía

 — No, hagas lo que hagas no te muevas. Terminará enseguida y todo estará bien, lo prometo—

Luca Frier presentía que no saldría con vida al ver las múltiples heridas que cargaba, pero tampoco podía estar en paz sabiendo que su primogénito podría ser el siguiente. No era partidario de decir mentiras, pero en aquel momento sus palabras fueron lo que el castaño necesitaba escuchar para mantenerse a raya y sobrevivir

El temblor de Zack no mermó hasta que los gritos cesaron y las personas comenzaron a salir de sus escondites, entonces su mundo se derrumbó al ver que su superhéroe personal tenía la mirada perdida en el cielo, no había movimiento alguno por parte suya

Todos acudieron en su ayuda, pero ya era demasiado tarde. Aquella balacera cobró, no solo la vida de su padre, sino las de otras siete personas, incluidos dos niños que conocía desde que tenía memoria. En honor a todos ellos, elaboraron un mural para que todo el que quisiese dejarles un mensaje, tuviera la posibilidad de hacerlo

**************************************************************************

Once años después, los miembros que quedaban de la familia Frier tuvieron que tomar una dura decisión

 — No podemos irnos, nuestras vidas… Nuestro hogar. Papá está aquí— Alegó Cassandra, la hermana que le seguía en edad

— Lo sé Cassie, pero aquí no estamos a salvo. Cada día esto está más peligroso, si no nos vamos todos terminaremos en el cementerio, o como mamá… No quiero eso para ustedes—

Ya no eran niños, dejaron de serlo años atrás. Zack ya tenía 23 y Cassie pronto cumpliría 17… Ambos aparentaban ser mucho mayores, consecuencia de las duras pruebas que la vida les puso en frente

— ¿Ya le dijiste a mamá? Porque enloquecerá. Allá no tenemos nada ni a nadie, no conocemos… ¿Qué haremos para vivir?—

— Se lo diré pronto, pienso encargarme de todo- Tú no te preocupes—

— No es buen momento para ser un soñador. Esta es la vida que nos tocó, intentar librarnos de ella solo terminará de condenarnos—

Así era Cassandra, crudamente sabia y consciente del riesgo que asumían con cada paso