― ¿Con Yuli? ― Pregunté sorprendido.
― Si, Derek. No lo sé… Creo que no deberías ir. Están teniendo un momento íntimo.
― ¿¡Están haciendo cochinadas!? ― La idea de que mi pobre Kim hubiera presenciado algo como eso me horrorizó.
― ¿Qué? ¡Cielos, no! No es eso Derek. ― Yo respiré aliviado. Y continúe avanzando.
― Entonces vamos a ver. ― Ella dudó. ― Anda Kim, yo sé que también quieres saber lo que está pasando.
― Bueno… si, pero no así.
― Kim, anda. Ven conmigo. ― Le extendí la mano esperando que ella la tomara, unos segundos más tarde me di cuenta de que fue tonto, no podíamos tocarnos. Ella lo notó, pero inusualmente se ruborizó.
― ¡De acuerdo! Pero solo vamos a escuchar.
La escuela ya estaba semi vacía