Clara se despertó sobresaltada por los sollozos de Melina. El llanto desesperado de la pequeña resonaba en la habitación como un eco de angustia que parecía venir desde lo más profundo de su ser. Clara se apresuró a sentarse junto a ella, acariciándole suavemente el cabello mientras trataba de calmarla.
-Melina, cariño, estoy aquí. Todo está bien, fue solo una pesadilla -susurró con voz tranquilizadora, aunque su corazón se apretaba al verla tan alterada.La niña se aferró a ella, temblando entre sollozos. Clara no sabía exactamente qué atormentaba a Melina en sus sueños, pero podía intuir que la pequeña cargaba con más de lo que una niña de su edad debería. "No sé nada sobre su pasado. Solo sé que es hija de Mateo", pensó, recordando las palabras de Lisana cuando le entregó a la niña. T