Greco Morelli
Desperté junto a Alexandra, ella se encontraba completamente desnuda, me dediqué a admirar su piel queriendo acariciarla, pero lo evitaba, no quería que despertase, al menos no aún. Después de algunos minutos en los que me mantuve embobado mirándola besé sus hombros y me pegué más a ella, abrazándola.
Ella se removió al sentir mi cuerpo tan cerca, sin embargo, se acomodó ajustándose perfectamente a mí.
─¿Qué tienes Alexandra? ─pregunté de pronto─. ¿Qué tienes que me enloqueces? ─agregué para mí mismo.
Seguí durmiendo sin importar que pronto amaneciese y que debía volver a mi casa, con Gianna, darle la información correspondiente para tratar los asuntos en Italia, entre otras cosas. Cuando los rayos de sol entraron en la habitación entreabrí mis ojos dándome cuenta de que Alexandra no se encontraba a mi lado, sin embargo, una silueta se veía al lado de la ventana.
─No quería despertarte. ─dijo de pronto, enseguida sentí aquella sensación de alivio que solo lograba ex