Ellie
Aunque tenía que admitir que nunca había probado a llevar una bola de bolos en la camisa, a los siete meses de embarazo, Ellie tenía que imaginarse que eso era lo que sentía al llevar al bebé a todas partes. Parecía que no había ganado tanto peso como muchas de las mujeres de la manada esperaban que lo hiciera, ya que muchas de ellas comentaban que seguía teniendo un aspecto encantador y que había "conservado la figura'', pero Ellie no lo sentía así. De hecho, con cada día que pasaba, se sentía más como una mujer de malvavisco que una hermosa Luna que podía llevar fácilmente tacones altos y caber en un pequeño vestido negro.
Ni siquiera se había visto los pies recientemente para saber qué llevaba puesto.
Atrás quedaron sus días de llevar a las otras mujeres a patrullar y practicar cualquier cosa que significara desplazarse. Tampoco salía a la calle con el calor de finales de verano si eso significaba que era la primera en la cola de un puesto de helados y pepinillos. No, s