CAPITULO 31   
Thomas, continuó explicando a Miguel, ese cúmulo de sentimientos y emociones que Helena fue despertando en él, como apoderándose de su voluntad, su corazón, su mente. Muchas veces, sintió que ella lo dominaba y por eso, no permitiría que conociera sus sentimientos:

—De ahí, fui perdiendo el control de la situación y como bien me decía ella, me fui convirtiendo en un autentico animal y patán... —expresó arrepentido, pasando sus dos manos por sus cabellos.

»Sobre todo, cuando observaba como papá le acariciaba el rostro, le tomaba sus manos, la besaba, abrazaba, esto despertaba en mí, el instinto más bajo de animal, que cualquier ser humano pueda desarrollar.

»Sinceramente, Miguel sentía rabia, furia, celos, impotencia de no poder hacer algo, pues era mi padre, mi contrincante con ella; pero… lamentablemente, aún cuando sé que solo es mía, que me ama, igual siento unos celos muy fuerte, al ver que alguien se acerca a ella.

—Amigo, eso esta fuerte, si eso no es amor, se parece mucho —
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