Capitulo791
—¡Menos mal que llegamos a tiempo! —grito Kiros, cruzando los brazos: — Podrías haber terminado tirado en un callejón como un perro sarnoso.

Los ojos de Mario, antes vacíos y, desorbitados de pronto brillaron con una intensidad cruel y despiadada:—Pero no me arrepiento. Solo lamento no haberle cortado ese maldito miembro a Rubio.

Le di dos palmadas en el hombro, intentando calmarlo: —La venganza es un plato que se sirve frío, colega. Ya llegará nuestro momento.

—Ayer en horas de la tarde Naida fue a la clínica a buscarte —añadí, cambiando de tema: — Estaba muy preocupada. Te llevaré a casa primero.

Mario negó con vehemencia, como si le hubiera propuesto llevarlo al infierno: —¡No! Puedo volver a ese lugar.

Kiros, siempre directo, soltó una carcajada amarga: —¿Qué? ¿Acaso planeas correr de vuelta a los brazos de esa zorra malnacida?

—¡Emma y yo terminamos para siempre! —gritó Mario, golpeando el asiento una y otra vez: — Pero... no es eso. Simplemente... no puedo enfrentarme a mi famili
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