Luna, al escuchar lo que su padre dijo, se quedó sorprendida y abrió los ojos de par en par: —¿Papá, por qué tengo que mudarme de nuevo?—¿Por qué? ¿Tienes siquiera un poco de dignidad para preguntar el por qué?—Ya está bien que te hayas divorciado de Eric, pero, ¿y ahora? ¿Vas a vivir con este chico?—¿Sabes cuántos de mis conocidos viven en este barrio? ¿Sabes cómo hablan de ti a mis espaldas?— Elrik gritó furioso.Luna empezó a llorar, sus lágrimas caían sin parar: —Que digan lo que quieran, no me importa en lo absoluto lo que opinen de mí. ¿Tengo que vivir toda mi vida dependiendo de la mirada de los demás?—¿Qué dices? —Elrik, con la mirada desorientada, gritó furioso.Luna se asustó tanto que su rostro palideció al instante.Vi que Luna en realidad se había asustado, así que me apresuré a hablar con Elrik: —Tío, yo me voy, me voy ahora mismo, no hagas sufrir más a Luna.No quería que Luna siguiera pasando por todo esto, así que rápidamente recogí algunas de mis cosas y me prepar
—Estuve en el Refugio Montaña Esmeralda dos días, gasté dos mil dólares, ¿por qué no me lo va a reembolsar?Aparté su mano, molesto, y le respondí con enojo: —¿El Refugio Montaña Esmeralda es una propiedad de tu amiga? ¿Por qué no le pides a ella que te lo dé gratis?Frotándome la oreja con fuerza, sentí como si me la fuera a arrancar de tanto que me tiraba.Esta mujer tenía una fuerza increíble.No entendía cómo, siendo tan pequeña de senos, podía tener tanta fuerza.Natalia cruzó los brazos sobre su pecho y me respondió con determinación: —Si mi amiga me da las cosas gratis, eso es asunto suyo, pero tú eres el que me hizo ir hasta Refugio de la Montaña Esmeralda para buscarte. Ese es tu problema.—No me importa, me lo vas a reembolsar. Y si no lo haces, tendrás que encontrar la manera de hacer que mi pecho crezca.Me estaba poniendo muy nervioso por su insistencia, así que le respondí con enojo: —Ya te lo dije antes, si quieres que tu pecho crezca, ¡haz que te embaracen!—Tu pecho es
—Tu papá no se preocupa por mí, pero tú no dejas de hacerlo. —Alodia dijo con reproche.María respondió con determinación: —Mi papá confía en ti, por eso no se preocupa, pero yo me ocupo de ti para evitar que hagas algo imprudente.—¿Qué imprudente? ¿Temes que me coma a ese chico? ¡Tu madre todavía no está tan desesperada!María, seria,contestó: —De todas formas, no se puede. Si te sientes mal, te doy un masaje.—¿Sabes hacerlo?—Claro, ¿acaso no sabes que soy médica?—Entonces ya no me duele, voy a descansar un poco, ¿puedo irme ya? —Alodia dijo esto y se dirigió a su habitación, dejando a María completamente en silencio.Por otro lado, Natalia y yo llegamos al dormitorio secundario.Natalia miraba fijamente su pecho con tristeza: —¿Por qué las otras mujeres tienen tantos senos, y por qué los míos son apenas limones?—Ni siquiera puedo ponerme un vestido sin tiranteas. ¡No son bonitos!—Dios mío, ¿por qué no me creaste hombre? ¿Quieres que me vuelva loca?Natalia estaba un poco disgu
Pensé para mí mismo: ¿En serio? ¿ Así de evidente y Natalía aún no lo notaba? Si fuera cualquier otra persona, ya habría aumentado al menos una tallita.Suspiré con resignación y le| dije:—Entonces, básicamente puedo confirmar que lo tuyo es una cuestión genética. Siendo así, no hay nada que hacer… a menos que consideres una cirugía de aumento de senos.—Pero mi madre tiene una figura admirable, ¿por qué yo no? —preguntó enojada.—Que tu madre tenga un buen cuerpo no significa que tú lo tengas también. Tal vez heredaste los genes de tu padre.—¿Eso puede pasar?—Por supuesto. Si alguno de tus padres tiene una apariencia delgada por naturaleza, eso puede influir en su estado físico. Y si ese es el caso, no te dejes engañar por clínicas de aumento de busto que prometen milagros, porque no hay nada que pueda cambiarlo. Es simple y sencillo genética.Después de decir estas palabras, me encogí de hombros y pronuncié:—Bueno, ya te he explicado todo lo que debía y he hecho todas las pruebas
—¿Qué tipo de favor?—Quiero convertirme en discípulo del señor Jorath. ¿Podrías convencerlo para que me acepte como su aprendiz?De repente, se me ocurrió que, debido a que Jorath trabajaba para la familia Martínez, quizás Alodia podría ayudarme a conseguirlo.Alodia soltó una repentina carcajada antes de responder:—¿Solo eso? ¡Eso es pan comido! Si logras resolver mi asunto, te garantizo que Jorath te aceptará como su discípulo.Después de escuchar estas palabras, me llené de entusiasmo y respondí de inmediato:—¡Trato hecho, señora! Entonces, ¿nos vamos ahora mismo?Pero Alodia le rechazo y dijo con total tranquilidad:—No, yo no voy. Tendrás que hacerlo tú solo.—¿Eh? ¿Cómo voy a hacerlo yo solo?—Carlos y yo hemos estado peleando estos días, así que no puedo volver a casa por ahora. Además, este asunto de su —revisión médica— tiene que mantenerse en secreto.Sorprendido, y sin entender la situación del todo le respondió.—Pero es que ni siquiera conozco a tu esposo. No tengo ni i
—¿También crees que lo que pasó entre nosotros fue un error? —me preguntó mi cuñada, mirándome fijamente.De repente, sentí un leve remordimiento.Recordé que, en el Refugio de la Montaña Esmeralda, ella solía tratarme con indiferencia, mientras yo siempre la buscaba y trataba de acercarme a ella.Ahora que al final se había abierto conmigo, que incluso habíamos estado juntos, yo le decía algo como esto.Me sentí como un completo idiota, como si la hubiera utilizado y ahora simplemente quisiera desentenderme de ella.Avergonzado y con un tono de voz algo apagada, le respondí:—Cuñada, lo siento… Mi incapacidad ha hecho que Luna sufra demasiado, y lo último que quiero es seguir causándole más daño.Pero ella no se molestó conmigo. En cambio, suspiró y, con una ligera sonrisa, dijo:—Entiendo cómo te sientes. No te culpo. Al menos, el tiempo que pasamos juntos fue muy feliz para mí.Se quedó en silencio por unos segundos y luego agregó con un tono melancólico:—Pero, aun así, me da mucha
Sin perder más tiempo, mi cuñada tomó su celular y llamó directamente a su hermana menor, Alicia.Alicia, quien llevaba días lidiando con los problemas que le causaba Zorath, apenas escuchó la propuesta de su hermana, respondió sin dudarlo:—Hermanita, dile a tu hermano que venga a quedarse en este lugar.Su voz sonaba llena de una ira incontrolable, y unos minutos más tarde, estalló en ira:—Ese maldito de Zorath ya ni siquiera se molesta en ocultarlo. Anda por ahí haciendo lo que le da la gana sin el más mínimo pudor. Me da asco. Pues bien, si él puede hacer lo que quiere, yo también puedo hacerle la vida imposible.Mi cuñada sintió un ligero escalofrío al notar el tono de su hermana y rápidamente le advirtió:—Alicia, solo te estoy enviando a Óscar para que se quede unos cuantos días contigo. No quiero que se te pase por la cabeza ninguna locura con él, ¿me oyes?—¡Por supuesto que no! ¿Cómo crees? Ahora mismo no tengo ni la más mínima intención de involucrarme con ningún hombre.Se
Me sentí bastante incómodo con la situación.Con las mejillas ligeramente sonrojadas, me aclaré la garganta y le dije:—Tú debes de ser Alicia, ¿verdad? Soy Óscar.Ella saludó, con los ojos aún enrojecidos, se notaba de que había estado llorando.—Lo sé. Pasa.Tomé mi equipaje y entré en el departamento.El interior estaba hecho un desastre, como si hubiera pasado un huracán en este lugar.Hice mala cara, sorprendido por el estado del lugar, y pregunté:—¿Qué ha pasado en este lugar? ¿Acaso entraron ladrones?Alicia dejó escapar una risa amarga y respondió con desprecio:—No. Fue ese desgraciado. Vino a la casa y terminamos fue peleando.Mi expresión se endureció cada vez más al escuchar eso.—Esto es completamente inaceptable. ¡Si él fue el que hizo todo mal, ¿cómo fue que se atrevió a venir a buscarte y ponerte las manos encima?!Suspiré enojado y dejé mi equipaje a un lado.Luego, sin pensarlo demasiado, empecé a recoger y organizar el desastre que había en la sala.Alicia se dejó c