—No hay nada de qué avergonzarse, tú misma lo dijiste, somos adultos y venir a este tipo de lugares es algo normal.
Sabía muy bien que Maren estaba algo avergonzada, así que traté de tranquilizarla lo mejor que pude.
Todos pasamos de ser jóvenes e inexpertos a saberlo todo con el tiempo, yo también pasé por eso, además esa era la razón de que en entendía y comprendía lo que sentía.
Maren intentó calmarse: —De acuerdo, lo entiendo. ¿Entonces, ahora llamo a Jorath?
—Claro, busca una excusa razonable para que venga, pero recuerda, no le digas en la llamada a qué lugar estamos viniendo.
Maren agacho la cabeza y dijo: —Lo sé.
Comenzó a llamar a Jorath.
La llamada no se conectó.
Maren fingió estar algo agotada: —Jorath, ¿puedes venir a beber conmigo? No me siento bien, ven a buscarme, te enviaré mi ubicación.
—Si no vienes, me voy a emborrachar.
Terminó de hablar y, sin darle oportunidad alguna a que él le respondiera, colgó el celular de inmediato.
Ahora solo quedaba esperar la llegada de J